![[Hidden Artworks] “The Phoenix & Eagle of Documentary”: When the bird takes flight](http://starboyjavi.com/cdn/shop/articles/1.jpg?v=1745335671&width=1100)
[Obras ocultas] “El fénix y el águila del documental”: Cuando el pájaro alza el vuelo
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En 2015, decidí pintar en un lienzo más grande de lo habitual: 90 x 120 cm, la pieza más grande que había creado hasta entonces. Al principio, me costó adaptarme al tamaño, ya que era mucho mayor de lo que estaba acostumbrado, y por momentos, la experiencia me abrumó un poco. También fue la primera vez que pinté un animal abstracto, inspirado en un águila real como las que se ven en los documentales, especialmente en el momento en que se elevan con fuerza tras una caída en picado.
Nota: Esta obra no está abierta a la venta al público en general, pero si estás interesado puedes contactarme en privado.
Un vuelo entre la realidad y la imaginación
Sin embargo, a medida que avanzaba en la pintura, el águila empezó a adquirir una presencia más simbólica. A veces, parecía una feroz ave de rapiña, pero también tenía rasgos de fénix, una transformación que se produjo casi espontáneamente durante el proceso. Por eso la pintura tiene una esencia un tanto mitológica, como si la criatura representada no perteneciera plenamente al mundo real. El fénix de la pintura es a la vez ardiente y níveo, con una llama etérea que no consume, sino que ilumina, y una blancura radiante que parece surgir de un paisaje de hielo y aire puro.
Una de las cosas que hizo especial a esta pieza fue que a mi padre le encantó. Es un gran aficionado a los documentales, sobre todo los que tratan sobre naturaleza y animales, y sintió una cierta conexión con la pintura. Desde pequeño, también he visto muchos de esos documentales con él, y siempre he prestado atención a las águilas y sus movimientos en el aire. Quizás, de forma natural, estas imágenes quedaron grabadas en mi mente y acabaron reflejándose en la pintura.
Trazos de vuelo
Visualmente, la pintura transmite una sensación de movimiento y energía. Los tonos fríos, principalmente azules y grises, crean la impresión de un cielo gélido, un espacio que rodea al ave y realza su presencia. Las pinceladas sugieren ímpetu y dinamismo, como si el águila estuviera en el preciso instante de elevarse, ganando altura con determinación.
Lo interesante de la pieza es que no representa estrictamente un águila en sentido literal, sino que deja espacio para la interpretación. Dentro de los trazos, la forma del ave parece cambiar, adquiriendo diferentes características, como si a veces fuera más una criatura mítica que un animal real. Eso es algo que la hace especial: una mezcla de lo reconocible y lo imaginario. El fénix siempre ha tenido un profundo significado para mí; representa la poderosa idea de resurgir de las cenizas, de la resurrección, de volver con más fuerza. Esa narrativa me habla: el resurgimiento, la sensación de no haber dicho la última palabra, de tener un segundo intento, otra oportunidad... un regreso radiante y resplandeciente, encarnado en un ser artema.
Reflexión final
Al contemplar esta pieza, me doy cuenta de que, más allá del resultado final, el proceso me llevó a explorar nuevas formas de representar el movimiento y la transformación. No me propuse crear un fénix al principio, pero la propia pintura me guió hacia esa imagen: hacia un ser que encarna el renacimiento y la fuerza contenida.
Quizás el arte funciona de forma similar al vuelo de las águilas: hay un momento en que todo parece precipitarse, pero luego llega el ascenso, la recuperación del aire, la expansión de las alas. Es un equilibrio entre lo inesperado y lo controlado, entre lo planeado y lo que simplemente sucede. Esta pintura, con su mezcla de realidad y mitología, se convirtió finalmente en un reflejo de ese movimiento.