Fase 2: La devaluación y el trato silencioso con migajas para un hombre ingenuo con complejo de héroe, aplastado en los recuerdos del ayer.

Cuando terminó la luna de miel, solo me quedaron las migajas con las que me había conformado: una espiral interminable de inseguridad, vulnerabilidad, confusión, frustración y silencios indefinidos, anhelando que esos recuerdos felices regresaran. La comunicación intermitente, con un poderoso silencio establecido, se alternaba con pequeñas migajas que momentáneamente me devolvían la felicidad. No duró mucho; parecía imposible estirar la encía de las cosas buenas. Mi amor y aprecio genuinos ya no la alcanzaban. ¿Qué pasaba? ¿Era culpa mía? ¿Debería disculparme una vez más sin saber realmente por qué? Los dramas, una y otra vez, surgiendo de la nada, se convirtieron en una constante que intenté evitar a toda costa, midiendo cada una de mis palabras para que un ser tan angelical como ella no se molestara y fuera feliz. Un ser al que este héroe insensato quería ayudar, pero que no quería ni necesitaba ser rescatado, salvado, ayudado o animado en su vida. Sus límites y objetivos eran muy claros. La fantasía se había hecho añicos. Ya no podía ser el mismo ni verla con los mismos ojos, y ya no podía satisfacer sus intereses ni alimentar su ego como ella esperaba.

Pintura abstracta original. Única en su tipo.
Acrílico sobre lienzo.
Aproximadamente 90x120x3,8cm. 2025.
Barnizado. Firmado por delante y por detrás. Bordes pintados.
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